Subordinados por Su Amor



...Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. '

S. Lucas 11:2b

Es necesario definir a que se refiere el Señor Jesús con el reino, en el contexto histórico el pueblo Judío estaba a la espera de un Rey que les libraria del dominio romano, así que esta expresión implicaba para el pueblo el retorno de un rey poderoso, pero no era esto lo que quería expresar el Señor, el reino al que Él hace referencia es el reino de Dios, es el reinado de un Dios eterno y soberano sobre todo el universo.

 Varios pasajes de las escrituras demuestran que Dios es el soberano indiscutible de toda lo creado: "El Señor ha establecido su trono en el cielo, y su reino gobierna sobre todo" (Salmo 103:19). Y como Nabucodonosor confesó, "El reino de Dios es un reino eterno" (Daniel 4:3).

Pero más concretamente, el reino de Dios es un reinado espiritual en las vidas de aquellos que están dispuestos a someterse a la autoridad de Dios, aquellos que reconocen el señorío de Cristo y se rinden confiadamente al reinado de Dios en sus corazones.  Jesús mismo dijo que su reino no era de este mundo (ver Juan 18:36), y predicaba que era necesario el arrepentimiento para ser parte del reino de Dios (ver Mateo 4:17). En Juan 3:5-7 se evidencia que el reino de Dios puede ser equivalente a la salvación, donde Jesús dice que se debe nace de nuevo para entrar en el reino de Dios.

También implica el reinado literal de Cristo en la tierra durante el milenio. Daniel dijo que "el Dios del cielo levantará un reino que no será jamás destruido" (ver Daniel 2:44)

El ser humano es insubordinado desde su nacimiento, y la raíz de esta insubordinación viene desde el principio de los tiempos,  de acuerdo a la Biblia (Ver Génesis capítulos 2 y 3) al hombre fue creado por Dios y lo puso en un lugar específico y le dio autoridad y dominio sobre todas las cosas,  pero limitó esa autoridad a un punto específico, la cual él hombre violó y al hacerlo decidió su propio camino, comenzó a andar por su propio rumbo, obviamente apartado de Dios.

En la persona de Cristo (ver Hebreos 5:7,8), Dios tendió un puente entre el hombre y Él, Jesús vino al mundo para restablecer el reinado de Dios sobre la vida de las personas. Cada vez que alguien acepta a Jesús como Señor y Salvador, el reino de Dios llega a su corazón transformando su vida por toda la eternidad. Se propicia el restablecimiento de  la relación del hombre ante Dios, está renovada posición exige al hombre  confianza en que los designios de Él, son lo mejor que le puede pasar a un hombre. 

Esto que implica? Básicamente es un acto de rendición, donde entregamos todas nuestras prerrogativas a favor de Dios. Ya establecimos que Dios es digno de merecer este tipo de decisión. 

En Deuteronomio 15:16 cuando alguien se ofrecía como esclavo, este servía por 6 años y luego quien le tomó como esclavo le debía dejar libre (el año de jubileo Levítico 25), pero si el esclavo se negaba a abandonar a su amo porque le amaba a el y su familia, entonces el amo le horadaba la oreja como señal y permanecía como esclavo por siempre, el término griego para definir este tipo de esclavo es Doulos o esclavo por amor. Por que tomaba esa decisión?  El mismo versículo lo explica: porque ama a su amo y a su casa, y porque le va bien con El.

Ahora bien este paralelo bien se puede aplicar a nosotros, muchos conocemos  a Dios, tratamos de acercarnos a Él, pero lo hacemos por causa de nuestras circunstancias, no por quien es Dios, pues para muchos es tan solo un gran desconocido, que puede hacer milagros y otorgar favores,. pero una vez comenzamos a conocerlo a profundidad descubrimos que es en esencia amor  (ver 1 Juan 4:16) y lo comenzamos a disfrutar,  así que nos rendimos a su soberanía y entregamos a El todo, pues sabemos que el primeramente nos cuidara y nos dará un propósito y una razón.

Cuando oramos que venga su reino, nos identificamos con  Dios, queremos que Él gobierne de manera soberana nuestras vidas aquí en la tierra, sometiendo cada aspecto de nuestras vidas a Su autoridad y aceptando su guia y así procuramos hacer parte de sus planes y por ende asumimos nuestra parte, el ministerio de la reconciliación (Ver 2 Corintios 5:18)

Por dicha razón, reitero,  no podemos orar a la ligera, Dios espera de nosotros algo que cuesta, RENDIR NUESTRA VOLUNTAD. Por años hemos determinado el curso de nuestras vidas, sufriendo las consecuencias, esto no era necesario pero es la justa consecuencia de dar la espalda a Dios o en el menor de los casos tenerlo como alguien de muy poca confianza.

Cuando pedimos entonces que Venga su reino, por consecuencia llegamos a desear y pedir que se haga entonces la voluntad de Dios, esto lo ampliaremos en nuestro siguiente devocional.

Bendiciones.

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