¡Tentados!
'Y perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a
todos los que nos deben. Y no nos metas en tentación, más líbranos del
mal. '
S. Lucas 11:4
La
frase "no nos metas en tentación" es una petición dada a los discípulos y a nosotros por el Señor Jesús, esta frase se interpreta como una solicitud de ayuda a Dios para
resistir la tentación y el pecado en la vida diaria.
Sin
embargo, esta frase ha sido objeto de controversia y debate, ya que
algunos argumentan que puede sugerir que Dios es el responsable de la
tentación y el pecado. A pesar de esto, la mayoría de las
interpretaciones sugieren que esta petición es una expresión de humildad
y dependencia de la gracia divina para resistir la tentación y vivir
una vida piadosa.
Algunos argumentan que esta petición implica
que Dios no nos debe poner en situaciones de tentación, mientras que
otros sugieren que Dios permite la tentación para fortalecernos y
hacernos crecer en nuestra fe, para reforzar esto último podríamos
tener en cuenta la situación de Job, en el libro homónimo en los capítulos 1 y 2 (Ver Job 1 y 2), quien sufre
una multitud de calamidades por cuenta de Satanás, pero es Dios quien
da permiso a este último para que lo haga, estableciendo un límite. Aun
el mismo apóstol Pedro vivió esta situación cuando el Señor Jesús le
dijo que él lo negaría, el señor le dijo que él rogaria al Padre para que su fe no faltara después de tropezar (Lucas 22:31-34) No olvidemos la
omnisciencia de Dios, Él conoce todo y nada escapa de su observación, así que Él está al tanto de cada circunstancia vivida por nosotros.
Dios
usa cada una de dichas circunstancias para bien, y lo podemos ver en
Romanos 8:22.23, y Él se vale de esto para llevarnos en el proceso de
crecimiento y fortalecimiento de la fe, y lo vemos en el libro de Deuteronomio 8 vehículos 2 al 6
Dios en definitiva no tienta a
las personas. En la Biblia, en Santiago 1:13-14 dice: "Que nadie diga
cuando sea tentado: Es Dios quien me tienta", porque Dios no puede ser
tentado por el mal, ni tampoco tienta a nadie. Al contrario, cada uno es
tentado cuando, arrastrado y seducido por su propia pasión, se deja
llevar y comete el pecado'. Si Dios fuera a tentarnos a pecar, estaría
actuando en contra de Su naturaleza santa, en contra de Su deseo de que
seamos santos como Él es santo (1 Pedro 1:16), y en contra de cualquier
otro mandamiento de las Escrituras que nos dice que hagamos para evitar
el pecado y escapar de la tentación.
En resumen, la tentación es
una lucha interna propia del ser humano, que debe resistir y buscar la
ayuda divina para no caer en la tentación, he aquí la razón de la oración, estar continuamente de la mano de Dios para enfrentar la vida día a día.
No oramos para que Dios no nos meta en tentación, sino
para que, ante la situación, podamos resistir, entendiendo que no
seremos probados más allá de lo que podamos aguantar y que Dios proveerá una salida para poder soportar (1 Corintios 10:13).
Entendiendo
lo anterior, debo enfatizar, el diablo o Satanás es considerado como el
tentador principal, quien se vale de nuestras debilidades y flaquezas
para buscar hacernos tropezar y caer, la biblia misma lo define como el
acusador de los hermanos (ver Apocalipsis 12.10) y lo vemos claramente
en el ejemplo de Job que cite anteriormente.
En la Biblia, se
describe cómo Satanás tienta a Jesús en el desierto, ofreciéndole poder y
riquezas a cambio de adorarlo. También se menciona cómo Satanás tentó a
Eva en el Jardín del Edén, convenciéndola de desobedecer a Dios. Sin
embargo, es importante tener en cuenta que Satanás no tiene poder
sobre las personas si estas deciden resistir la tentación y buscar la
ayuda divina para hacerlo.
Elevar una súplica a Dios para que no
nos deje caer en la tentación, nos enseña que evitar la tentación debe
ser una de las principales preocupaciones de la vida cristiana.
Quisiera
usar una ilustración para fijar con claridad este concepto: Yo, que soy Papá, llevo a mi hijo al supermercado y él se encuentra con el pasillo de
los pasabocas. Orar, "No nos metas en la tentación", es como decir,
"Papa, no me lleves hoy al pasillo de los pasabocas." Significa
reconocer que naturalmente nos aferramos a cosas inútiles y que la
sabiduría de Dios compensa los inconvenientes de nuestros deseos, que no
nos benefician y que se pueden prevenir.
Ya sea que le pidamos a
Dios que nos guarde del pecado o de las pruebas difíciles, nuestro
objetivo se encuentra en la segunda parte del versículo clave de hoy: "Líbranos del
mal", el cual abordaremos mañana.
Bendiciones.
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