Algo que puedo hacer Hoy: Cambiar el temor por la confianza en Dios.

 


Serie: Dios en el silencio
Texto bíblico base: 1 Juan 4:18a

“En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor.”

El temor es una de las emociones básicas de la naturaleza humana. Gracias a él tenemos instinto de supervivencia, pero el problema comienza cuando esa emoción deja de ser un mecanismo de protección y se convierte en un freno que paraliza nuestra vida.

El miedo suele susurrarnos: “Fallaste, por eso Dios te ignora.” Pero Dios no obra así. Esa percepción, más que verdad, es el eco de heridas pasadas y experiencias que distorsionan nuestra visión. El Señor no actúa desde el miedo ni usa el temor como herramienta de castigo; Él forma y transforma a través del amor.

Dios y nuestras emociones

La Palabra nos recuerda una verdad fundamental:

“Sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman.” (Romanos 8:28)

Esto incluye nuestras emociones. El temor, en su justa medida, es saludable porque preserva nuestra vida. Pero el enemigo busca amplificarlo, desbordarlo y usarlo para que desconfiemos de Dios y de Su voluntad.

Cuando fijamos la mirada en las circunstancias y no en Aquel que puede sostenernos, sucumbimos. Pedro lo vivió al caminar sobre el mar (Mateo 14:25-31): mientras sus ojos estuvieron puestos en Jesús, pudo avanzar con confianza sobre las aguas. Pero en cuanto se dejó intimidar por el viento, se hundió.

Lo hermoso de este pasaje es que Jesús no lo abandonó a su suerte —como solemos pensar cuando el temor nos domina— sino que lo rescató. Cristo es la encarnación del amor perfecto, y como afirma nuestro versículo clave, es el amor el que expulsa el temor.

“No temas”: la voz constante de Dios

A lo largo de la Biblia encontramos repetidamente la instrucción divina: “No temas.” Es un recordatorio de que Dios sigue al mando.

Piensa en algo sencillo: cuando subimos a un autobús o avión, confiamos en que el conductor nos llevará al destino, aun sin conocer su carácter, su experiencia ni sus intenciones. Si confiamos así en un ser humano limitado, ¿cuánto más deberíamos confiar en el Dios soberano que dirige nuestras vidas con perfecto conocimiento y amor eterno?

¿Qué hacer cuando aparece el temor?


La Escritura nos ofrece una respuesta clara:

“Cuando tenga miedo, en ti pondré mi confianza. Alabo a Dios por lo que ha prometido. En Dios confío, ¿por qué habría de tener miedo? ¿Qué pueden hacerme unos simples mortales?” (Salmos 56:3-4, NTV)

El camino no es complicado: confiar, pero no en cualquier cosa ni en cualquier persona, sino en Dios mismo.

El error común es correr a soluciones desesperadas: depender de nuestros instintos limitados o poner nuestra seguridad en otros. Por eso Dios advierte con firmeza:

“Malditos son los que ponen su confianza en simples seres humanos, que se apoyan en la fuerza humana y apartan el corazón del Señor.” (Jeremías 17:5, NTV)

¿Por qué palabras tan duras? Porque Dios desea que dependamos de Él como un niño depende de su padre. Imagina a un pequeño dormido plácidamente en brazos de su papá: no se preocupa por peligros ni amenazas, simplemente descansa seguro porque sabe que está protegido. Esa es la imagen de confianza que Dios quiere que tengamos.

Venciendo el temor en Cristo

El Señor no nos dejó indefensos. Pablo afirma:

“Pues Dios no nos ha dado un espíritu de temor y timidez, sino de poder, de amor y de dominio propio.” (2 Timoteo 1:7)

Esto significa que en Cristo tenemos:

  • Poder, para enfrentar la adversidad con valentía.

  • Amor, para poner las necesidades de otros por encima de las nuestras y vivir sin egoísmo.

  • Dominio propio, para mantener el equilibrio, resistir impulsos negativos y actuar con sabiduría.

Con estas herramientas, fortalecidos por el Espíritu Santo, podemos enfrentar el miedo y superarlo, no huyendo de él, sino confiando en el amor perfecto de Dios que nunca falla.

El temor puede ser parte de nuestra experiencia humana, pero no debe gobernar nuestra vida. La Biblia nos enseña que el amor de Dios es más fuerte que cualquier miedo, y que cuando ponemos nuestra confianza en Él, el temor pierde poder sobre nosotros.

Hoy el Señor te dice con firmeza y ternura: “No temas, porque yo estoy contigo.”


Preguntas de autoevaluación

  1. ¿En qué áreas de mi vida estoy dejando que el temor gobierne?

  2. ¿Confío más en mis recursos o en la fidelidad de Dios?

  3. ¿Estoy experimentando el amor perfecto que echa fuera el miedo?


Acción del día

Identifica un temor que hoy esté afectando tus decisiones. Escríbelo en un papel y al lado escribe esta verdad:
“En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor.” (1 Juan 4:18a)
Ora y entrega esa carga al Señor.


Oración

Señor, gracias porque tu amor perfecto echa fuera todo temor. Ayúdame a confiar en ti aun cuando las circunstancias me intimiden. Lléname de tu Espíritu, de poder, amor y dominio propio. Quiero descansar en tus brazos como un hijo seguro en su padre. Amén.


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