Algo que puedo hacer hoy: Determino asumir mi rol de hijo, a través de Cristo


 

Tema de hoy: Soy hijo, Él, mi Padre.

Texto base: San Lucas 11:1, 2.

Hoy iniciamos un examen detallado del modelo con el que Jesucristo enseñó a sus discípulos a orar, buscando poder comprender a cabalidad lo que implica la oración.

El texto clave lo encontramos en el Evangelio de San Lucas 11:1, 2.

Aconteció que estaba Jesús orando en un lugar, y cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo, Señor, enséñanos a orar, como también Juan y enseñó a sus discípulos, y les dijo, cuando oréis decir, padre nuestro, que está en los cielos, santificado sea tu nombre, venga tu reino, hagas tu voluntad, como un cielo, así también en la tierra.

Para hablar de la oración, primero debemos establecer algo que es fundamental.

Nuestra comunicación con Dios es de carácter relacional y de ninguna forma impersonal.

Así que tomaremos en cuenta para el establecimiento de este fundamento, las primeras palabras del modelo de oración que enseñó Jesús.

El comenzó diciendo, Padre nuestro, no podemos llamar a alguien Padre, sino nos consideramos sus hijos. Se establece por tanto una relación filial, además la palabra nuestro de notas pertenencia, es alguien que nos pertenece en la medida que determinamos a sumir nuestro rol de hijos suyos.

¿Y de dónde sale esta relación? ¿En qué se basa ella?

En el hecho que hemos aceptado a Jesucristo conforme a la palabra de Juan 1:12.

Más a todos los que les recibieron, a los que creen en su nombre les dio potestad de ser hechos hijos de Dios.

Muchos abordamos la oración desde varias expectativas, la de obligación, la de temor, con la incertidumbre de lo que pueda pasar, y percibimos a un Dios como alguien que es temible.

Sin embargo, la relación con Dios es una relación íntima, basada en el amor que él siente por nosotros, no por el tipo de sentimientos que podamos tener hacia él.

Él nos ama, pues la esencia de Dios es amor.

El apóstol Juan lo expresa con claridad en 1 Juan 4:8-10

El que no ama, no ha conocido a Dios, porque Dios es amor. En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros, en que Dios envió a su hijo unigénito al mundo para que vivamos por él. En esto consiste el amor, no en que nosotros hallamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros y envió a su hijo en propiciación por nuestros pecados.

Muchos tienen tropiezo en su oración, pues ven en Dios a alguien lejano y ajenos sus circunstancias. Pero no hay tal. El amor de Dios por nosotros es de tal forma que él tendió el puente reconciliación a través de nuestro Señor Jesucristo.

Jesús dijo, yo soy el camino y la verdad y la vida, nadie viene al padre, sino por mí. Juan14: 6.

Dios recibe muchos nombres que definen un rasgo de su carácter, pero en lo personal, el término Abba es quizás el más claro para definir su paternidad.

Lo podemos ver en el versículo 15, el capítulo 8 de la carta a los Romanos.

Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción por el cual clamamos Abba, padre.

Es un apelativo íntimo, cercano. En la traducción al lenguaje actual del mismo texto bíblico lo vemos con más claridad.

Porque el espíritu que Dios les ha dado no los esclaviza ni les hace tener miedo, por el contrario, El espíritu nos convierte en hijos de Dios y nos permite llamar a Dios, papá.

Es papá. Es el término con que un hijo pequeño llama su padre, En sus balbuceos como bebé comienza con un monosílabo, PA, hasta llegar al término cariñoso que entraña filialidad y amor mutuo.

En lo personal algo que disfruto mucho es la relación que tengo con mi hijo. él no suele sentirse intimidado entre mi presencia, él se acerca mi con confianza me abraza a mí y manifiesta cariño, porque sabe que yo le voy a recibir de la misma forma, con amor.

Él sabe que, si tengo que reprenderlo va a recibir dicha reprensión de la mejor manera, Porque entiende que yo lo amo.

Así es Dios con nosotros, mucho mejor, Y lo podemos corroborar en la palabra, En el libro de Proverbios 3:12 de la versión Biblia Viva.

Pues el Señor corrige al que ama, así como el padre corrige al hijo que es su alegría.

Hay una foto icónica del fallecido presidente de los Estados Unidos, John F. Kennedy, en la que él se encuentra revisando unos documentos sobre el escritorio en la oficina Ova, y se ve a su pequeño hijo, John, John, bajo dicha escritorio. Solo a que él que se sabe con la suficiente confianza y seguridad podría hacer algo semejante. El hijo de Kennedy saltó todo protocolo debido por una sola razón, es su hijo, no necesita nada más.

Así nosotros no requerimos un proceso dispendioso para acceder a Dios padre, solamente reconocer quiénes somos en él y confiar que esto es suficiente.

En la Biblia, en la carta a los hebreos 4:16 lo vemos plenamente.

Así que deberíamos acercarnos confiados a Dios en su trono de gracia para recibir misericordia y descubrir la gracia que nos ayuda cuando realmente la necesitan.

Esta es pues una palabra que nos da confianza, nos podemos acercar a él con certeza, no de juicio ni señalamiento, sino con la seguridad de su favor, de su gracia, de su misericordia, de su ayuda y por sobre todo de su amor.

Una vez establecida a la relación por la cual podemos acudir a Dios, veremos mañana el alcance de esa paternidad.

Bendiciones.

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