Algo que puedo hacer hoy: Responder al llamado que cambia mi rumbo

 


Serie: Encuentros con Jesús "alguien como tu o yo"
Texto base: Hechos 9:1-8

En este episodio de Algo que puedo hacer hoy concluimos la serie Encuentros con Jesús. El protagonista de nuestra reflexión es el apóstol Pablo, y el pasaje bíblico central se encuentra en Hechos 9:1-8, con especial énfasis en los versículos 3 y 4:

“Mas yendo por el camino, aconteció que, al llegar cerca de Damasco, repentinamente le rodeó un resplandor de luz del cielo; y cayendo en tierra, oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?”

Religión sin relación
Muchos de nosotros podemos llegar a ser celosos practicantes de la religión: cumplidores de ritos, defensores de tradiciones y guardianes implacables de normas externas. Sin embargo, todo esto puede convertirse en un cascarón vacío, carente de la luz de Cristo. En Pablo vemos con claridad cómo un encuentro real con Jesús es capaz de derrumbar un sistema de creencias aparentemente sólido, pero estéril, para rescatarnos de la ignorancia y conducirnos a la verdadera vida.

El perfil de Saulo
Saulo de Tarso —más tarde llamado Pablo— era un hombre profundamente religioso. Perseguía con furor a los seguidores de Jesús, buscando encarcelarlos y erradicarlos. No se conformaba con hacerlo en Jerusalén, sino que pidió autorización para extender su cruzada hasta Damasco.

Su celo religioso lo cegaba y llenaba de ira contra todo lo que contradecía sus creencias. No era un hombre cualquiera:

  • Era un fariseo, dedicado estrictamente a la observancia de la Ley y las tradiciones.

  • Había sido educado por Gamaliel, uno de los maestros más influyentes del judaísmo, conocido por su visión moderada y su énfasis en la misericordia y la justicia.

  • Como ciudadano romano y judío, tenía una formación cosmopolita, influenciada por la cultura griega, romana y hebrea.

Todo esto lo convertía en un hombre brillante, pero también sumamente peligroso para la iglesia naciente.

El encuentro decisivo
Fue en ese camino hacia Damasco donde Dios detuvo su carrera implacable. Hechos 9:3-6 relata el momento clave:

“De repente le rodeó un resplandor de luz del cielo; y cayendo en tierra, oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Él dijo: ¿Quién eres, Señor? Y le dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues; dura cosa te es dar coces contra el aguijón. Él, temblando y temeroso, dijo: Señor, ¿qué quieres que yo haga?…”

Aquí vemos con claridad lo que he recalcado en los anteriores episodios: no somos nosotros los que alcanzamos a Dios, es Él quien sale a nuestro encuentro. A veces lo buscamos conscientemente; otras veces —como en el caso de Pablo— Cristo interrumpe nuestro caminar equivocado y nos confronta con su verdad.

La transformación de Pablo
La misericordia de Dios alcanzó a Saulo y lo convirtió en Pablo, el apóstol a los gentiles. Su trasfondo religioso, su educación bajo Gamaliel y su formación cultural no fueron desechados, sino redimidos para un propósito mayor. El perseguidor se transformó en misionero; el destructor de la iglesia en su mayor edificador.

Este encuentro con Jesús tiene una particularidad: no ocurrió durante el ministerio terrenal del Señor, sino después de su resurrección y ascensión. Esto nos enseña que Cristo sigue encontrándose con nosotros hoy, rompiendo nuestras ideas preconcebidas, derribando nuestro orgullo y mostrándonos un camino de vida más alto que cualquiera que pudiéramos imaginar.

Aplicación para nosotros
Cada encuentro de esta serie refleja etapas o experiencias de nuestra propia vida. Así como a Pablo, Jesús nos llama por nuestro nombre y nos invita a volvernos a Él, sin importar cuán errados o alejados estemos.

La invitación es clara:
“Diles, pues: Así dice el Señor de los ejércitos: Vuélvanse a mí —declara el Señor de los ejércitos— y yo me volveré a ustedes, dice el Señor.” (Zacarías 1:3)

Jesús está a la distancia de una oración sincera. Hoy es tiempo de responder: “Señor, ¿qué quieres que yo haga?”

Bendiciones.


Preguntas de autoevaluación

  1. ¿Estoy practicando una “religión sin relación” con Cristo?

  2. ¿Qué parte de mi vida necesita ser interrumpida y transformada por un encuentro con Jesús?

  3. ¿Puedo responder hoy con sinceridad: “Señor, ¿qué quieres que yo haga?”


Acción del día

Detente unos minutos y haz como Pablo en el camino a Damasco: ora y dile al Señor con corazón sincero:
“Señor, ¿qué quieres que yo haga?”
Luego, anota la impresión o respuesta que venga a tu mente y corazón.


Oración

Señor Jesús, gracias porque me buscas aun cuando voy en dirección equivocada. Gracias porque tu amor me alcanza y transforma. Hoy quiero detenerme y escuchar tu voz. Te digo con sinceridad: “Señor, ¿qué quieres que yo haga?” Guíame en tu propósito y dame fuerzas para obedecerte. Amén.

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