Algo que puedo hacer Hoy: Conocer a Dios más allá de las palabras
Serie: Bajo su sombra: las demandas de Dios en el Salmo 91
🎙️ Episodio 5 – Amar y obedecer a Dios
Lectura bíblica:
“Por cuanto en mí ha puesto su amor, yo también lo libraré; le pondré en alto, por cuanto ha conocido mi nombre. Me invocará, y yo le responderé; con él estaré yo en la angustia; lo libraré y le glorificaré. Lo saciaré de larga vida, y le mostraré mi salvación.” (Salmo 91:14-16, RVR1960)
El Salmo 91 comienza describiendo la protección de Dios, pero termina mostrando su fundamento: el amor del creyente hacia Dios. No se trata solo de pedir refugio, sino de vivir en una relación de amor y obediencia. Dios responde con promesas asombrosas, pero todas están dirigidas a quienes le aman, le conocen y le invocan. Esta es la quinta y última demanda: un amor genuino y una obediencia práctica que honren a Dios.
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“Por cuanto en mí ha puesto su amor” – La devoción como clave
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La protección de Dios no es automática; es respuesta al amor del creyente hacia Él.
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Jesús lo reafirma: “El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él.” (Juan 14:21).
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Amar a Dios no es emoción, es obediencia diaria.
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“Por cuanto ha conocido mi nombre” – Relación íntima y personal
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Conocer el nombre de Dios es reconocer quién es Él en verdad: Santo, Fiel, Justo, Salvador.
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Jeremías 9:23-24 declara: “El que se gloríe, gloríese en esto: en entenderme y conocerme, que yo soy Jehová.”
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Solo quien conoce a Dios de manera íntima puede confiar en su fidelidad en medio de la tormenta.
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“Me invocará, y yo le responderé” – La promesa de comunión constante
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Dios promete escuchar al que le clama. No se trata de oraciones vacías, sino de un clamor nacido de un corazón rendido.
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Jesús lo garantiza en Juan 15:7: “Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho.”
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La oración no es solo pedir, es permanecer en comunión viva con el Padre.
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“Con él estaré yo en la angustia” – La compañía de Dios en el dolor
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Dios no promete ausencia de angustia, pero sí su compañía en medio de ella.
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Isaías 43:2 lo confirma: “Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán.”
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El amor a Dios nos asegura que nunca enfrentaremos las pruebas solos.
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“Lo libraré, lo glorificaré, lo saciaré, le mostraré mi salvación” – El clímax de las promesas
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El resultado de amar y obedecer a Dios no es solo protección en esta vida, sino vida eterna en Cristo Jesús.
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Romanos 8:28-30 nos recuerda que los que aman a Dios son llamados conforme a su propósito y finalmente glorificados con Él.
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La salvación no es un beneficio momentáneo, es la consumación eterna de la relación con Dios.
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Algo que puedes hacer Hoy
👉 No uses el Salmo 91 como amuleto, vívelo como pacto. Ama a Dios con obediencia diaria, conoce su nombre por medio de su Palabra, invócalo en oración y descansa en su fidelidad.
👉 Si aun no has puesto tu vida en Jesús, todas estas promesas se cumplen únicamente en Él. Sin Él, no hay seguridad ni salvación eterna. Hoy Dios te invita a amarle y a entrar en su refugio eterno.
Preguntas de autoevaluación
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¿Mi amor por Dios se refleja en obediencia real, o solo en palabras?
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¿Conozco verdaderamente su nombre y su carácter, o me quedo en una fe superficial?
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¿Estoy buscando a Dios solo en tiempos de angustia o como estilo de vida?
Oración
“Señor, hoy quiero amarte no solo con mis palabras, sino con mi vida entera. Ayúdame a obedecer tus mandamientos, a conocerte cada día más, y a permanecer en tu presencia. Gracias por la promesa de tu compañía en la angustia y por mostrarme tu salvación en Cristo Jesús. Amén.”
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